lunes, 6 de octubre de 2008

EL CAMINO DE LA VIDA


Non posso avvicinarmi molto a te,
perché ti spaventi e ti allontani.

Preferisco averti così,
mediamente distante, ma spunta.

Che sia come voglia tuo.
Ti osservo, ti seguo e mantengo il cuore aperto.

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Brindo por una visión
y por todas aquellas aves,
que realmente deseo tengan,
la suerte de encontrar su propia isla.

Falta tanto amor en este mundo....

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El color del plumaje de la joven ave era poco definido. En tierra caminaba con torpeza, pero al volar lo hacía con gracia única. Destacaba entre las gaviotas, cormoranes y las demás fragatas. Conseguía flotar en el aire, a pocos metros del suelo, simplemente agitando suavemente su plumaje. Sin duda, era la reina del aire.

Acostumbraba a tener largos vuelos solitarios mar adentro. Volaba por horas y sin darse cuenta era la única ave que quedaba flotando sobre las nubes. Un amanecer, en estos vuelos en los cuales se dejaba llevar por las corrientes de aire, llegó sin darse cuenta a las costas de una isla desconocida. Al principio parecía igual a otras tantas islas en que había estado, pero después de sobrevolarla, había algo en el aire que era diferente y la invitaba a bajar.

Con cautela, flotó durante horas, mirando, buscando, explorando. Finalmente distinguió un claro entre la espesa vegetación y comenzó a descender. Encontró un lago muy tranquilo y se acercó a la orilla. La superficie era como un espejo, y se vio reflejada en el lago. De pronto se dio cuenta de que era hermosa. El lago le devolvía su imagen y resaltaba la belleza de su plumaje, la gracia de la curvatura de su pico, sus ojos curiosos y atentos. Por la noche se alejó del lago para buscar refugio y se acomodó entre las hojas caídas al pie de un gran árbol. Durmió plácidamente y al despuntar el día volvió al lago.

Esta vez se remojó las patas y bebió, y así estuvo por mucho tiempo, yendo al lago por las mañanas y vagando por la isla desde el atardecer hasta el anochecer. Cada visita al lago aportaba algo novedoso. Sin embargo, nunca se sumergía completamente en el agua. Había algo fascinante que la atraía, pero al mismo tiempo también la asustaba. El agua tranquila no muestra cuán profundo puede llegar a ser el estanque, ni tampoco sus turbulencias. Trataba de adivinar lo que significaba sumergirse completamente, pero no estaba preparada para lo inesperado. Aún así, la idea la inquietaba constantemente. ¿Sería como un sueño, donde el color, el sabor y la temperatura del agua la envolvería completamente? ¿Sería como volver a nacer? ¿Qué era lo que el agua más profunda tenía para ofrecer?. O quizás, ¿Sería atrapada por remolinos insondables que finalmente la ahogarían?. Era un misterio, que sólo se podía dilucidar de una manera.

Y así pasaba el tiempo, hasta que un día mientras flotaba en el aire como tantas veces, una tormenta repentina la arrastró, lo cual la alejó por un tiempo; pero le hacía falta humedecer el plumaje en el lago y verse reflejada en su superficie. Es así, que buscó por semanas en el horizonte y finalmente volvió a la isla. Nuevamente pudo verse. Sin embargo, sus plumas estaban cambiando de color. Comenzaba a manifestarse en el plumaje el negro característico de las fragatas mayores.

Así siguió, hasta que una mañana se dio cuenta de que la orilla del lago quedaba cada vez más lejos y se reducía. Por alguna razón, el lago se estaba filtrando en la tierra y desaparecía poco a poco en las entrañas de la isla.

Al principio no le dio importancia, pero a medida que transcurrían los días, se percató de que ya no podría sumergirse, el agua había retrocedido demasiado. Por otro lado, tampoco necesitaba mirarse en el lago. Se desplazaba por tierra con la misma gracia que lo hacía en el aire.
Abruptamente, se remontó al cielo infinito, alejándose de la isla, dejándola atrás para siempre, desplegando en toda su envergadura sus alas de ave madura, con el sol brillando sobre el negro intenso de su plumaje que ya cubría todo su cuerpo, exceptuando el pecho blanco tan característico de las hembras de su especie. Era la fragata más hermosa que jamás se había visto entre la bandada.

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