lunes, 29 de septiembre de 2008

El sentido de la vida...

PRIMERA PARTE. Santiago, 29 de Junio de 2004

Me preguntas el sentido de la vida y no sé que decirte, porque mi respuesta me obliga a confesar una inquietud muy íntima.

Creo que tomamos conciencia y control de nosotros mismos a medida que nos comprometemos; ya sea con nuestras familias, nuestra pareja, nuestros amigos, con los que necesitan ayuda, los animales y las plantas. Nuestros actos más insignificantes tienen un efecto. No siempre podemos verlo, pero es así.

Las grandes cosas de la vida no tienen nada que ver con la gloria personal o el dinero. No creo que el sentido de la vida se encuentre por esa vía. Se vive para afectar a los demás. El primer paso es tener honestidad para reconocer la responsabilidad que nos cabe con todo lo que nos rodea y lo que se debe hacer y el segundo gran paso es contar con el valor y la generosidad de llevarlo a cabo.

Hace tiempo di el primer paso y es tan pobre mi ímpetu por dar el segundo que vivo constantemente con vergüenza por mi cobardía. Cuando me paro y miro hacia atrás me siento satisfecho en varios aspectos, pero veo también grandes omisiones.

Me preguntas el sentido de la vida, pero creo que la pregunta correcta es:

¿Queremos tener control consciente del efecto que producimos en el mundo?

Mi respuesta a esta pregunta pasa por una decisión personal.

SEGUNDA PARTE. Santiago, 03 de Marzo de 2005

Cada día, cada paso son un misterio que a veces pasan sin notarlo. Ahora y con más frecuencia me pregunto ¿que hago aquí?. Por muchos años mi respuesta fue: ¡No lo sé!, pero ya que aquí estoy debo vivir hasta que no pueda más. Una vez más me lo pregunto y mi respuesta se reviste de varios matices adicionales:

Vivo como meta, para llegar más allá y respirar un poco más. Vivo porque es fascinante como la mente y el cuerpo cambian. Vivo porque al ser más viejo quiero saber si uno se hace más sabio o más cínico. Vivo para reírme a carcajadas de lo estúpido que fui tantas veces.

Las cosas cambian y permanecen los recuerdos de lo que fue. Mirar esas fotos y atesorar los momentos. Falta tanto por ver. Falta tanto que sentir, pensar, llorar, sufrir, dormir. Aún hay amigos por hacer, gente que ayudar, caminos que recorrer.

Quiero vivir para criticar la vulgaridad que nos envuelve y las trivialidades que nos embargan.

Vivo para sentir la arena en los pies y la brisa en la cara cuando me enfrento al mar, para recorrer tu cuerpo con mis dedos. Vivo para sentir ese tremor, una y otra vez, cada vez que veo al leopardo corriendo como una flecha lanzada sobre su presa; maravillarme una vez más con el baile del ave del paraíso; mirar con estos ojos que quieren llenarse de todo.

Vivo porque tengo que estar para ti y porque quiero enterrar a mis padres.

Hoy mi respuesta es una determinación: ¡Vivir!, vivir hasta que no pueda más y mi llama finalmente se extinga.

R.R

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